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viernes, 4 de junio de 2010

La invasión norteamericana toca suelo regiomontano (parte 2)

...A unos días del ataque norteamericano a Monterrey el general Pedro de Ampudia ya atrincherado en Monterrey trataba de cerrar filas, y por medio de una circular enviada ante los ciudadanos nuevoleoneses indultaba a todos los desertores con tal de que se presenten ante cualquier autoridad civil o militar en un lapso de tres meses.
Gral. Pedro de Ampudia
El 6 de agosto de 1846 se dio en la capital del país un golpe federalista al gobierno en turno, el cual fue encabezado por Valentín Gómez Farías y el general Mariano Salas, que permitiría el regreso a la cumbre política del general Antonio López de Santa Anna. Esta declaración promovía la restauración de la Constitución de 1824 y los principios federales con que habían sido concebidos desde su erección los Estados Unidos Mexicanos. Para algunos historiadores, este movimiento provocó que sus coletazos llegaran a Nuevo León promoviendo en el mando del ejército del norte a un general leal a Santa Anna, de escasa valentía, y abundante propensión al abuso y a la violencia: nos referimos al general Pedro de Ampudia (González-Morado, 2006, pp. 13-14).

A pesar del rechazo de buena parte de los militares, el descontento de los políticos nuevoleoneses y de la molestia de la población, el general Ampudia anuncia su llegada a la ciudad, y que a pesar del pesimismo, no abandonaría a su suerte a los ciudadanos regiomontanos tal y como se rumoraba. A su llegada ejerció una serie de medidas que reflejarían su deseo por tomar el control de la situación:
“se encarga del plan de su antecesor, practica escrupulosos reconocimientos, encarga a los ingenieros Reyes, Robles, y otros oficiales del mismo cuerpo, que se perfeccionen las obras de fortificación y encomienda al capitán de plana mayor don Francisco segura, que practique el reconocimiento del camino hasta el rancho de Papagayos."
Vista de la Catedral de Monterrey antes del ataque norteamericano

Ya establecido en la ciudad, Ampudia toma el control militar y político del estado. El Alcalde 1º de Monterrey José María de la Garza, notificó a los alcaldes de San Nicolás de los Garza y de los Topos, de esta medida y que la ciudad capital estaba declarada en estado de sitio. Por tal motivo, "es preciso que se hagan en esta plaza acopios, de toda clase de efectos comestibles.

Como bálsamo en el desierto le llega la noticia acerca de una victoria obtenida por las armas nacionales en contra de una partida de angloamericanos, en el "Paso del Tlacuache", a márgenes del río Grande. Por lo que solicita al gobernador de la Mitra que por la mañana, "se de un repique de campanas a vuelo para solemnizar tan plausible acontecimientos que no puede menos que reanimar los ánimos de mejicanos que con armas en las manos, están preparados para escarmentar la osadía de la nación a que pertenecen esos bandidos.

Cuando Pedro de Ampudia llega a Monterrey, la ciudad se encontraba siendo fortificada. A principios de septiembre de 1846 preparaba junto a sus subalternos el plan de defensa y los trabajos para hacer de Monterrey una ciudad amurallada contra el ataque invasor provocaron daños en las propiedades de los regiomontanos. Por ello comisionó al Alcalde de la capital José María de la Garza y algunos peritos por el nombrados para que inspeccionaran los prejuicios provocados por las labores de fortificación en diferentes puntos de la ciudad, sobre todo en sembradíos, haciendas y bardas de casas particulares, y asimismo valoraran para que la Comisaría del Ejército pagara oportunamente. Por desgracia no se han encontrado las referidas inspecciones y cotizaciones de estas diligencias.
Plano de las fortificaciones mexicanas antes del ataque norteamericano en septiembre de 1846

Para los trabajos de edificación de fortines en Monterrey los ingenieros militares se vieron en la obligación de utilizar el material disponible. En ocasiones se utilizaban piedras de solares de particulares, o como en el caso de la fortificación de la llamada “Catedral Nueva” o “Ciudadela” fue necesario trasladar materia prima como el “guilote” y “pita de amarras” procedente del Topo Grande. Para ello fueron convocados por el alcalde regiomontano todos los techadores libres que había disponibles en la ciudad.

CONTINUARÁ...

1 comentario:

  1. Hola, muy interesante la secuencia de la preparación de la batalla de Monterrey. Es interesante ver cómo la historia suele criticar el papel del general Ampudia. Creo, sin embargo, que a la derrota de Monterrey convergieron también otros factores como tú lo haces notar. Gracias por compartir esta historia y estás en deuda. Espero la 3a parte y las demás que vengan. Buena suerte.

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