Relatar los aspectos más importantes de la vida de Monterrey desde sus pobladores originales hasta la actual ciudad globalizada
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viernes, 30 de julio de 2010
La invasión norteamericana toca suelo regiomontano (parte 3)
Ante la inminencia de un ataque militar angloamericano a Monterrey, el general Pedro de Ampudia solicitó con mayor apuro el envío de hombres habilitados de palas, barras y azadones para construir obras de defensa; decretó algunas disposiciones a favor del pueblo para que los comerciantes no abusaran en los precios y activó la leva a fin de contar con el mayor número posible de individuos para la defensa. El 15 de septiembre, seis días antes del ataque a la ciudad, envía una circular a los alcaldes nuevoleoneses para que sí se llegase a presentar algún desertor del ejército norteamericano en sus jurisdicciones lo remitieran al cuartel general. De manera adjunta, incluyó una orden traducida al inglés la cual tiene por objeto hacer entender a los soldados invasores que deseen abandonar “aquella bandera” y de la buena disposición con que serán acogidos por el pabellón mexicano.
La ciudad vivía momentos inéditos de su historia, ya que nunca un conflicto armado había tocado las fibras sensibles del regiomontano. Con el ejército norteamericano a las puertas de la capital nuevoleonesa “la ciudad tomaba el aspecto severo e imponente de una plaza guerrera”. Sotero Noriega, testigo presencial de los hechos nos narra de manera dramática los hechos acontecidos en Monterrey previos al ataque norteamericano a la capital de Nuevo León:
La ciudad fue fortificada primero por el oriente construyéndose cuatro fortines: el de Tenerías ubicado en el barrio del mismo nombre, por el antiguo camino a Marín; el del Diablo ubicado a
El plan original de defensa de la plaza de Monterrey se sustentaba en presentar combate en el paraje conocido como Papagayos al norte de la ciudad, ya que en caso de retirada, el terreno daba ventajas para llegar a salvo a Marín. Ante el rechazo de
Las batallas de Monterrey iniciaron justo cuando la ciudad celebraba 250 años de su fundación. Las familias habían abandonado la ciudad “vertiendo lágrimas por sus deudos y con el terror en sus semblantes.[3] El historiador Ahmed Valtier refiere que el miedo latente de quedar atrapados en medio de la batalla provocó que muchas familias regiomontanas huyeran de la ciudad en busca de refugio, ya fuere en fincas en los alrededores o con familiares a otros poblados.[4]
[1] José Sotero Noriega, “El Sitio de Monterrey”, en González, Miguel y Morado César, Monterrey Ocupado. Fondo Editorial Nuevo León, Monterrey, 2005, p. 174
[2] Este fortín abarcaba las actuales calles de Juárez, Tapia, Guerrero e Isaac Garza.
[3] José Sotero Noriega, “El Sitio de Monterrey”, en González, Miguel y Morado César, Monterrey Ocupado. Fondo Editorial Nuevo León, Monterrey, 2005, p. 174
[4] Ahmed Valtier. María Josefa Zozaya, la heroína de la batalla de Monterrey, en Revista Atisbo, No. 10, p. 24
jueves, 15 de julio de 2010
LAS GRANDES INUNDACIONES EN MONTRREY
Aunque ahora se cuenta con un freno para las aguas, la Presa Rompepicos,
se dice que el Santa Catarina despierta cada ciclo de 20 a 30 años: 1909,
1938, 1967 y 1988.