Haciendo un poco de historia, el árbol de la navidad se remonta a sus orígenes en las creencias de las tribus germanas (alemanas), cuando afirmaban que un árbol gigantesco sostenía al mundo y que en sus ramas estaban sostenidas las estrellas, el sol y la luna.
Otras explicaciones refieren que el árbol es símbolo de vida, al no perder su follaje verde en el crudo invierno europeo. En países como Suecia y Noruega (al norte de Europa), los habitantes de de estas regiones cortaban algunas ramas y las decoraban con pan, fruta y adornos brillantes para alegrar la vida de su familia mientras pasaba la temporada más fría del invierno.
Además, el árbol fue un elemento de culto entre las tribus nórdicas, los druidas y las culturas mesoamericanas. Según las tradiciones de estos grupos se reunían alrededor de estos árboles que se consideraban sagrados para entrar en comunión con sus dioses.
La tradición cristiana apunta a que san Bonifacio (680-754), evangelizador de Alemania, tomó un hacha y cortó un árbol dedicado a dioses nórdicos, y en su lugar plantó un pino, que por ser perenne, simbolizó el amor de Dios, adornándolo con manzanas y velas. Las manzanas simbolizaban el pecado original y las tentaciones, mientras que las velas representaban la luz de Jesucristo como luz del mundo. Conforme pasó el tiempo, las manzanas y las luces, se transformaron en esferas y otros adornos.
Siglos después, el reformista Martín Lutero introdujo esta costumbre al adornar con manzanas un árbol para tratar de explicar los dones que los hombres recibieron con el nacimiento de Jesucristo. Los reyes de Inglaterra introdujeron, en el siglo 19, el árbol de navidad en esta nación. Los inmigrantes alemanes lo llevaron a Estados Unidos durante el siglo XVIII, donde en la actualidad se producen más de 35 millones al año. A México llegó esta bella tradición durante el siglo XIX, ya que hay datos de que alemanes y austriacos residentes en el país durante la intervención francesa (1863-1867) trajeron esa costumbre a tierras mexicanas.
A manera de simbolismo, el árbol de la navidad se asocia con el árbol de la vida, que lucía en medio en medio del Jardín del Edén y después de la caída desaparece; la fruta y las decoraciones nos recuerdan las gracias y dones que el hombre tenía cuando vivía en el Paraíso en completa amistad Dios. Por el nacimiento de Cristo, los hombres renacen y tienen acceso a la plenitud de la vida. El árbol de navidad representa el haber recobrado dichos dones gracias al sacrificio de Jesucristo. Los adornos del árbol y las luces que se encienden representan el nuevo estado paradisíaco que el amor de Cristo nos prepara.
Reciban un saludo de su servidor y amigo, deseando que la paz y la bendición de Dios llegue a sus vidas y familias. Feliz Navidad y que las bendiciones de lo Alto lleguen a sus manos (Gálatas 2:20).